Técnicas de cocina con AOVE
Para cocinar bien con aceite de oliva no basta con saber “echar un chorrito por encima”. Este ingrediente es mucho más versátil de lo que parece y se puede usar tanto en crudo como en caliente, aprovechando técnicas distintas según el plato que quieras preparar.
Si conoces esas técnicas y cuándo usar cada una, no solo mejorarás el sabor de tus recetas, sino que también sacarás el máximo partido nutricional a tu oro líquido. En esta guía te contamos, de forma sencilla, cómo utilizar el aceite de oliva como lo haría un profesional.
¿Por qué cocinar con aceite de oliva?
Antes de entrar en materia, un apunte rápido: el aceite de oliva virgen extra (AOVE) es rico en ácido oleico, antioxidantes y polifenoles, lo que lo convierte en una de las grasas más interesantes de la dieta mediterránea, tanto en crudo como en caliente.
Además, el AOVE tiene una buena estabilidad térmica, con un punto de humo que, en función de la variedad y la calidad, suele situarse entre los 180 y los 210 °C, por lo que es perfectamente válido para saltear, hornear e incluso freír si se controla bien la temperatura.

Cómo utilizar el aceite de oliva en crudo
El aceite de oliva es un ingrediente clave para trabajar en frío, donde se aprovechan al máximo sus aromas y matices. Estas son algunas de las técnicas más habituales.
1. Aliñar
Aliñar es una de las formas más sencillas y potentes de usar el aceite de oliva en crudo. Consiste en combinar AOVE con otros ingredientes como sal, vinagre o limón, especias y hierbas aromáticas para potenciar el sabor de verduras, hortalizas o incluso platos de legumbres y pastas.
-
Es la técnica estrella en ensaladas, pero también funciona genial en:
-
verduras a la plancha,
-
pastas frías,
-
ensaladas de legumbres o de arroz,
-
tostadas con tomate o aguacate.
-
Un buen aliño puede convertir una ensalada sencilla en un plato redondo.
2. Conservar
El aceite de oliva se ha usado tradicionalmente como medio de conservación natural. La técnica consiste en sumergir totalmente el alimento en aceite, de forma que se limite el contacto con el aire y se alargue su vida útil.
Es muy habitual en:
-
quesos curados o semicurados,
-
lomos de carne ya cocinados,
-
embutidos,
-
verduras y hortalizas (pimientos, tomates secos, alcachofas, etc.),
-
pescados en conserva (anchoas, bonito, boquerones).
Además de proteger el alimento, el aceite de oliva adquiere parte de su aroma y sabor… y luego puedes reutilizarlo para aliñar u otras preparaciones.
3. Emulsionar
Emulsionar es unir dos ingredientes que, en principio, no se mezclarían bien (el clásico agua + grasa) hasta obtener una mezcla homogénea, más densa y con nueva textura.
El AOVE es ideal para esto porque, además de dar cuerpo, aporta sabor y aroma:
-
Ejemplos de emulsiones clásicas:
-
mayonesa,
-
alioli,
-
salmorejo,
-
ajoblanco,
-
vinagretas cremosas.
-
En estas preparaciones el aceite no solo liga la salsa: define por completo el carácter del plato.
4. Marinar y macerar
Otra forma de usar el aceite de oliva en crudo es marinar o macerar alimentos: se mezclan con AOVE, especias, hierbas, ajos, cítricos, vinagre o soja y se dejan reposar un tiempo para que absorban aromas.
-
Se usa mucho con:
-
carnes blancas,
-
pescados,
-
tofu,
-
verduras para asar o saltear.
-
El aceite actúa como vehículo de los sabores y ayuda a ablandar ligeramente la textura, sobre todo en carnes y pescados.
5. Ahumar y terminar con un chorrito de AOVE
El ahumado como tal se realiza con humo procedente de maderas seleccionadas, pero el aceite de oliva entra en escena en el último momento. Tras ahumar el alimento (carne, pescado, queso, verduras…), es muy habitual terminar el plato con un buen chorro de AOVE en crudo.
Con esto conseguimos:
-
resaltar los matices del ahumado,
-
aportar brillo y jugosidad,
-
sumar los beneficios saludables y aromáticos del aceite de oliva virgen extra.

Técnicas de cocina en caliente con aceite de oliva
El aceite de oliva no solo es para ensaladas. Bien usado, es una grasa excelente para cocinar en caliente gracias a su estabilidad y a su capacidad para realzar los sabores.
1. Sofreír y saltear
Sofreír y saltear son técnicas rápidas en las que se cocina el alimento con poca cantidad de aceite y a fuego medio o medio-alto:
-
Sofreír: a menudo es el primer paso de guisos, arroces o salsas (cebolla, ajo, verduras).
-
Saltear: cocción rápida, moviendo constantemente el alimento (verduras, pollo, salteados de pasta o arroz).
En ambos casos, el AOVE funciona muy bien:
-
aguanta bien temperaturas moderadas,
-
aporta sabor sin enmascarar el alimento,
-
ayuda a desarrollar aromas y a dorar ligeramente.
2. Freír
Sí, se puede freír con aceite de oliva, y no solo se puede: es una de las opciones más interesantes si se controla la temperatura.
-
El AOVE tiene un punto de humo que suele situarse entre los 180 y 210 °C, lo que lo hace perfectamente válido para freír, siempre que no se queme ni se reutilice en exceso.
-
Es más estable que otros aceites vegetales gracias a sus antioxidantes y polifenoles, y genera menos compuestos indeseables si se utiliza correctamente.
Consejos básicos:
-
calienta el aceite, pero si empieza a humear, bájale el fuego o cámbialo;
-
evita mezclar aceites diferentes;
-
no lo reutilices demasiadas veces;
-
escurre bien el alimento sobre papel absorbente.
3. Confitar a baja temperatura
Confitar es cocinar alimentos a baja temperatura (aprox. 60–90 °C) sumergidos en grasa, en este caso, aceite de oliva.
No es lo mismo que freír:
-
en la fritura se trabaja a temperatura alta y cocción rápida;
-
en el confitado, la cocción es suave y prolongada.
Se utiliza para:
-
pescados (merluza, bacalao),
-
verduras (ajos, pimientos, patatas),
-
carnes tiernas.
El resultado son alimentos muy jugosos, sabrosos y delicados, que han absorbido parte del aroma del aceite pero sin tostarse ni resecarse.
4. Asar y hornear con aceite de oliva
El aceite de oliva también es clave en:
-
asados de carne y pescado,
-
verduras al horno,
-
repostería (bizcochos con aceite en lugar de mantequilla).
En asados y verduras:
-
el AOVE ayuda a distribuir el calor,
-
evita que los alimentos se resequen,
-
favorece la formación de una capa dorada y sabrosa.
En repostería, usar aceite de oliva (suave o de perfil frutado, según el resultado que busques) aporta:
-
una textura muy jugosa,
-
mejor conservación del bizcocho,
-
un perfil de grasas más saludable que otras grasas sólidas.
5. Guisar, estofar y escabechar
En la cocina tradicional española, el aceite de oliva es la base de muchos guisos, estofados y escabeches:
-
primero se sofríen en AOVE cebollas, ajos, verduras o carne,
-
después se añade líquido (vino, caldo, agua, vinagre en el caso del escabeche) y se cocina a fuego lento.
Aquí el aceite cumple un doble papel:
-
es el soporte de sabor inicial, donde se desarrollan los aromas del sofrito,
-
y también parte de la salsa final, aportando untuosidad y un sabor redondo al conjunto.

Consejos finales para sacar el máximo partido al aceite de oliva
Para rematar, algunos trucos sencillos:
-
Usa AOVE en crudo siempre que quieras potenciar el aroma: ensaladas, tostadas, aliños, platos ya terminados.
-
Para técnicas en caliente (saltear, hornear, guisar), también puedes usar AOVE sin problema si controlas el fuego.
-
Evita llevar el aceite al punto de humo: si ves humo, baja la temperatura o cambia el aceite.
-
Conserva el aceite en lugar fresco, oscuro y bien cerrado para protegerlo de la luz, el calor y el aire, que aceleran la oxidación.
-
Elige siempre que puedas aceites de calidad, con origen claro y, si es posible, de campañas recientes.
Cocinar con aceite de oliva va mucho más allá de “freír con un chorrito”. Aliñar, conservar, emulsionar, saltear, confitar o terminar un plato con AOVE son técnicas que pueden transformar tu cocina diaria.